¿Los pezones se preparan para la lactancia?
Desde hace mucho tiempo ya no se recomienda a las mujeres con pezones planos y/o hundidos, también llamados invertidos, prepararlos durante el embarazo para la lactancia. La doctora Sarah Vega, coordinadora de la Unidad de Lactancia Materna de la Clínica Ricardo Palma aclara algunas dudas al respecto.
El examen de los pezones para definir si protuyen normalmente, es decir, si sobresalen del pecho a sola observación debe realizarse durante la gestación. La mayoría de mujeres tiene este tipo de pezones. Existe otra clase de pezones, aquellos que parecen planos pero que al estimularlos con los dedos inmediatamente sobresalen. Solo un pequeño porcentaje de mujeres tiene pezones planos verdaderos y/o hundidos.
Los pezones planos y/o hundidos requieren técnicas especiales para que el mismo bebé sea quien los forme en pocos días y la madre logre una lactancia materna exitosa.
En estos casos, se emplea una técnica apropiada para sostener y ofrecer el pecho al bebé ni bien nazca para facilitar el agarre o prendimiento de pecho. Es un procedimiento muy efectivo.
En circunstancias excepcionales se puede usar un recurso adicional: un pezón artificial de plástico llamado “caperuza” para lograr que el bebé se prenda del pecho y se alimente.
La pediatra y neonatóloga Sarah Vega, quien también es asesora del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Latinoamericana de Pediatría y fundadora de la Asociación de Consultores Internacionales en Lactancia Materna (IBCLC) del Perú /ACLAM Perú, subraya que no se recomienda emplear de inicio este recurso, como a veces se hace de manera facilista, por tres razones:
La caperuza puede contaminarse
Cuando quiere retirarse por haberse formado el pezón con la succión del bebé se dificulta porque el recién nacido ya se acostumbró.
La mejor succión es la directa. El contacto de la boca del bebé con el pecho, la areola y el pezón de su madre contribuye con un óptimo desarrollo del recién nacido debido a las terminaciones nerviosas de la cavidad oral y los estímulos sensoriales correspondientes.
La leche materna es el mejor alimento que existe para el bebé ya que favorece su desarrollo físico, mental y emocional. Además reduce el riesgo de mortalidad.