Caricias, besos y abrazos después del sexo, aumentan el afecto
Muchas veces hemos mencionado la importancia del juego previo en el sexo, pero poco o nada se dice de lo importante que son los instantes posteriores a una relación sexual. Y es precisamente este momento, (inmediatamente después del sexo) donde debemos poner especial atención, pues muchas parejas se ponen a prueba en ese momento y determinan el futuro de la relación.
Según Emerson Yancul, psicólogo y especialista en sexualidad y salud reproductiva de APROPO tener relaciones sexuales genera un cambio hormonal intenso, lo cual puede favorecer la interacción afectiva post coital. Es cierto que se han realizado algunas investigaciones que han demostrado que existen diferencias entre hombres y mujeres, y en las que apuntan que en parte estas respuestas y actitudes vienen muy determinadas por lo biológico y las hormonas que intervienen en este juego.
Mientras que los hombres parecen tener una mayor necesidad de descanso y desconexión, las mujeres tienden más a la unión, contacto y afecto tras e coito, sin embargo, esto puede variar según diversas características personales.
«No cabe la menor duda que la afectividad después del sexo tiene un impacto emocional. Si concluido un encuentro sexual la pareja se refugia en, abrazos, caricias, besos y/o conversaciones agradables se genera una sensación mayor de unión, de conexión, complicidad, comprensión, de saber que le importamos al otro y nos importa más allá del momento puramente sexual, pero si en lugar de estas prácticas, tras el sexo lo que hacemos es coger nuestro celular y ver las notificaciones o contestar un mensaje, levantarnos o ignorar a la pareja, el acto sexual puede percibirse como mucho más frío e impersonal, menos apetecible, generando insatisfacción», señala Yancul.
Las muestras afectivas como los abrazos constituyen un componente para reafirmar las relaciones y no solo las de parejas estables, sino entre aquellas parejas sexuales de forma esporádica. Esto se debe a que el abrazo es la demostración afectiva donde hay mayor exposición emocional y física.
«En el acto sexual los abrazos fomentan la sensación de pasión y de cariño, pero también repercuten positivamente en el deseo, incrementándolo, ya que el contacto piel con piel puede activar el deseo erótico. Cuando abrazamos a la pareja (sexual o no) se libera la oxcitocina, una hormona que tiene mucho que ver con la parte emocional durante dicho encuentro. Pensemos también en las personas que duermen abrazadas y haciendo la famosa cucharita. Son parejas que probablemente se sientan más unidas que aquellas que cada cual duerme en un borde de la cama si ni tan siquiera rozarse», explica Yancul.
Abrazarse después del sexo aumenta la afectividad entre la pareja. Diversos estudios han demostrado que llevar a cabo esta práctica conlleva beneficios para la salud. Por ejemplo, rebaja la ansiedad y fortalece nuestro sistema cardiovascular e inmune, entre otros. Además, Yancul reitera que: «Las prácticas sexuales van mucho más allá de la penetración, el abrazo en pareja puede ser perfectamente considerado como una práctica erótica más y no hay que relegarla a un plano inferior, las caricias, los besos profundos, mirar a la pareja a los ojos, demuestra una unión que hace que el acto sexual sea más íntimo por la confianza que se fomenta y pueda ser más placentero para ambos».
En su opinión, si después del sexo tenemos un acercamiento con un abrazo, la sensación que recibe la persona es de una vinculación más intensa y afectiva, que si nos quedamos dormidos o no hay contacto físico, donde la percepción es de mayor vacío e inseguridad