Cinco claves para garantizar una buena salud mental
El blue monday, es el tercer lunes del mes de enero, considerado el día más triste por los excesos durante la temporada de festividades de fin de año que, iniciando año, empiezan a pasar factura, causando estragos en nuestra salud. En ese sentido, esta fecha es propicia para poner la salud mental sobre la mesa y empezar a tomar acción para cuidarla.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), antes de la pandemia casi mil millones de personas sufrían alguna enfermedad mental diagnosticable y, tras la emergencia provocada por el COVID-19, se ha incrementado entre un 25 % y 27 % la prevalencia de la depresión y la ansiedad, un escenario del que no escapa el entorno laboral. Precisamente, el mismo organismo internacional explica que cada año se pierden 12 mil millones de días de trabajo debido a estos dos trastornos, que son los más comunes, lo que representa un costo de US$ 1 billón en pérdida de productividad.
Las cargas de trabajo excesivo por falta de personal, los horarios prolongados, las condiciones laborales físicas inseguras o deficientes, la violencia, el acoso u hostigamiento, la discriminación y exclusión, la remuneración inadecuada, u otros factores externos relacionados con la vida familiar y laboral, inciden negativamente en la salud mental del trabajador. Para reducir el impacto de estos factores de riesgo y promover entornos de trabajo seguros y sanos, Marcela Velasco, vicepresidenta de Recursos Humanos de Experian Spanish Latam, entrega las siguientes recomendaciones:
Hablar abiertamente de la salud mental: Es muy importante buscar que la salud mental deje de ser motivo de sesgos y tabúes y que se convierta en un tema del que se pueda conversar, generando espacios de encuentro para que, al interior de los equipos de trabajo, se exprese lo positivo y lo que hay por mejorar en el entorno laboral. Con esto, se busca minimizar la tensión y los riesgos psicosociales, fomentando la tolerancia a la frustración, el respeto, la empatía, la resolución de conflictos, entre otras competencias, haciendo del lugar de trabajo un sitio cómodo y seguro.
Fortalecer un buen clima organizacional: Además de vincular a los equipos de trabajo en acciones de bienestar, se recomienda propiciar un ambiente que sea motivador e inspirador y que contribuya a reducir el impacto del estrés, la ansiedad, entre otros trastornos, propiciando una comunicación abierta y el intercambio de experiencias exitosas para el manejo de emociones que pueden llegar a ser percibidas de forma negativa.
El acompañamiento de los líderes es clave para que los colaboradores perciban la disposición de sus superiores en la prevención y acción, derribando barreras y estigmas en torno a la salud mental.
Implementar procesos de educación en salud mental: Se recomienda capacitar al personal para que pueda, no sólo reconocer e identificar problemas y trastornos mentales entre los compañeros de trabajo, sino también hacer el abordaje inicial, implementando protocolos ante distintos momentos de crisis y redirigiendo las situaciones a expertos en la materia. En ese sentido, podría haber un equipo brigadista que preste primeros auxilios psicológicos y brinde el apoyo adecuado a personas que estén experimentando un problema de salud mental o angustia emocional.
Brindar apoyo especializado: Un valor agregado que podrían ofrecer los empleadores podría ser disponer de profesionales certificados en cuidado de la salud mental, que brinden ayuda terapéutica a quienes lo requieran. Existen también plataformas y soluciones tecnológicas que permiten a los trabajadores tener una comunicación privada y exclusiva con un especialista que orienta cada situación particular, haciendo el abordaje y las recomendaciones pertinentes.
Fomentar la participación en actividades extralaborales: Es recomendable gestionar espacios que prevengan el estrés laboral, que disminuyan el agotamiento físico y el desgaste emocional, tales como actividades deportivas, recreativas y artísticas.
Así mismo, incentivar a los colaboradores en la gestión del tiempo enfocado en cursos libres, como yoga, meditación, ejercicios funcionales, entre otros hábitos, que promuevan el sano esparcimiento y el bienestar integral personal.