¿Son los peruanos más propensos a perdonar una infidelidad?

La infidelidad está cada vez más sobre el tapete y no siempre provoca las mismas reacciones. De hecho, es sabido que después de una ruptura amorosa, y con mayor razón, si hay un tercero implicado, se inicia un período de duelo que pasa por varias fases: Fase 1: Impacto o Shock, Fase 2: Negación, Fase 3: Tristeza profunda, Fase 4: Culpa, Fase 5: Rabia, Fase 6: Aceptación y Fase 7: Aprendizaje.

Según la sexóloga, Mariona Gabarra, las personas que, pasado un año no logran salir de esa fase necesitarían ir a terapia para poder dar el siguiente paso y reconstruir su vida. Y en el caso de un personaje público, la recuperación es aún peor, ya que puede ralentizarse al salir constantemente noticias sobre su historia personal en la prensa, esas noticias provocan el retroceso y llevan de nuevo a fases que ya se podrían haber superado.

Mariona Gabarra, asesora sexual de Gleeden, la plataforma líder en encuentros extraconyugales pensada por y para las mujeres, afirma que en el primer momento suele haber una reacción de venganza o enfado antes que un perdón.

¿Perdonar o no perdonar?

Sin embargo, no toda infidelidad lleva a la ruptura, la otra cara de la moneda es cuando las personas perdonan una infidelidad y deciden darse otra oportunidad, pero para llegar a ello también deben pasar por un proceso. Perdonar una infidelidad es mucho más habitual de lo que pensamos, cuesta mucho dejar una relación y en el fondo, podemos llegar a entender que la monogamia es complicada, que cualquiera puede ser débil y, en un momento dado, cometer una infidelidad.

Pero el perdón tiene un problema subyacente: La persona que perdona está rompiendo un límite, lo que automáticamente la posiciona por debajo de su pareja y hace probable que esa actitud se vuelva a repetir.

Por eso, la única manera de seguir la pareja y que tenga sentido, después del perdón de una infidelidad, evidentemente, si se trata de una pareja monógama, que tiene estipulado que sus miembros no van a estar con otras personas, es estableciendo nuevos límites o ampliando los existentes, ya sea abriendo la relación a otras personas o advirtiendo que ese límite es inquebrantable y que, la próxima vez que se vuelva a rebasar, se acaba la relación. Uno de los errores más grandes es no poner límites.

Según los datos de Gleeden, el 56% de infieles están seguros de que su pareja reaccionaría fatal y no perdonaría nunca una infidelidad. De éstos, el 84% son hombres (que opinan que su pareja mujer no les perdonaría) y el 16% son mujeres.

Un 16% de estos infieles, en su mayoría masculinos, afirman que no perdonarían nunca que a ellos les fueran infieles. Aunque la mitad de ellos y ellas podría llegar a entenderlo, pero no le sentaría bien.

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