Aumentan casos de infecciones respiratorias en niños

La baja temperatura y la humedad, propias del invierno, afectan especialmente a los niños menores de 5 años. En esta temporada suelen presentar más episodios de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) como rinofaringitis, amigdalitis, otitis, laringotraqueitis, bronquitis y neumonías. Así lo explica el doctor Carlos José Mendoza Fox, neumólogo pediatra de la Clínica Ricardo Palma.

En este contexto, es fundamental que los padres de familia estén atentos a sus síntomas: fiebre, tos, rinorrea o secreción nasal, dolor de oído, garganta y dificultad respiratoria. En estas circunstancias deben acudir al centro de salud más próximo a su domicilio, para evitar complicaciones con la salud de sus pequeños que requieran hospitalización. La automedicación nunca es una buena opción, puede agravar la situación del menor y poner en riesgo su vida.

Durante el invierno, los casos de IRA se incrementan significativamente debido a que el frío y la humedad facilitan que los agentes infecciosos sobrevivan más tiempo en el ambiente. La situación se vuelve más compleja, si tomamos en cuenta que un gran número de personas tiene la costumbre de cerrar puertas y ventanas, impidiendo así una correcta ventilación que favorece la transmisión de virus y/o bacterias por aire.

Los reportes del Ministerio de Salud señalan que junto a las enfermedades diarreicas y la malnutrición, las IRA son la principal causa de muerte de menores de 5 años en países en vía de desarrollo. Estas afectan una parte o todo el aparato respiratorio (nariz, garganta, tráquea, bronquios y pulmones) y se producen por virus, bacterias u hongos.

¿Cómo se pueden prevenir?

Existen medidas básicas que los padres y niños pueden seguir para evitar infecciones respiratorias. Tener al día la cartilla de vacunación del menor, lavarse las manos con agua y jabón, permanecer en ambientes ventilados, evitar espacios reducidos con mucha gente, mantener el distanciamiento físico, en especial, con personas con cuadros respiratorios activos. Además de seguir una alimentación balanceada, no tocarse la cara, la nariz, ojos y boca, saludar solo con un gesto y evitar los cambios bruscos de temperatura, son algunas formas de prevenir estas enfermedades.

El niño debe ser evaluado de inmediato si presenta fiebre persistente por más de 72 horas, tiene dificultad para respirar o comer, es menor de 2 años y si es portador de una enfermedad crónica de fondo. Si no es diagnosticado y tratado de manera adecuada su cuadro puede complicarse. Recuerde, llevar a su hijo a su control pediátrico.

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