Apps de espionaje móvil son la forma más común de acoso digital

Encontrar siempre a la misma persona en los lugares que frecuentamos o tener la impresión de que alguien está espiando nuestras conversaciones por teléfono móvil, ya sea por voz o por texto, son indicios de que podemos ser víctimas de acoso digital.

La herramienta que hace posible esta práctica se llama stalkerware, software que, a través de una app para dispositivos móviles, permite espiar a otra persona sin su consentimiento.

A nivel global, el uso de stalkerware se ha generalizado y lamentablemente está asociado con casos de violencia doméstica y maltrato psicológico de las víctimas, siendo en su mayoría mujeres.

El estudio de Kaspersky llamado Acoso Digital en las relaciones, muestra que 48% de los peruanos no sabe qué es el stalkerware y no tiene forma de reconocer si están siendo acosados digitalmente y por ende, ignoran cómo protegerse.

Justamente son las mujeres quienes tienen un mayor desconocimiento de la existencia de estas aplicaciones, pues entre los encuestados que afirmaron saber qué es el stalkerware hay más hombres (56%) que mujeres (50%). Otro dato importante es el número de personas que confirmaron haber sido o ser víctima de acoso digital. Entre los peruanos, el 38% de los encuestados dijo haber sido víctima de acoso digital; de ellos, 31% son hombres y 44% mujeres. Todas estas cifras permiten concluir que son ellas quienes están más expuestas a ser víctimas de violaciones a la intimidad.

El estudio también revela las formas más comunes de acoso digital, entre las que destacan, con el 51% de las respuestas, el monitoreo del teléfono móvil.

Otras formas incluyen el uso de dispositivos de monitoreo especialmente diseñados (25%), programas instalados en computadoras (26%), espionaje de cámaras web (20%) y dispositivos domésticos inteligentes (13%). Es importante señalar que el 13% de las víctimas no pudo responder cómo se produjo el acoso, lo que demuestra el desconocimiento de la existencia de estas herramientas.

Las expertas de Kaspersky destacaron algunas fallas de seguridad en el comportamiento de las personas y que facilitan el acoso digital: las parejas a menudo se dicen la contraseña de su teléfono inteligente y la encuesta lo confirma pues en Perú 50% de las personas consultadas conocen la contraseña de su compañero/a y también han proporcionado la suya. Otro hábito digital preocupante, desde el punto de vista de la seguridad, es compartir servicios como iCloud y Google Account entre miembros de la misma familia. El 35% de los peruanos lo hace y esta es otra opción tecnológica que permite rastrear a alguien, pues estos servicios incluyen características de ubicación geográfica, almacenamiento de fotos en la nube, entre otras herramientas que pueden ser explotadas.

Preocupados por el fenómeno de la violencia digital y la propagación global en el uso de software espía, en 2019, Kaspersky cofundó, junto con 10 organizaciones, la Coalición Anti Stalkerware (CAS) que actualmente está integrada por más de 40 miembros de todo el mundo, con expertos que trabajan en diferentes áreas relevantes como apoyo a víctimas, defensa de los derechos digitales, la seguridad informática, la academia, la investigación de seguridad y la aplicación de la ley. Por primera vez desde su creación, la CAS cuenta con un integrante de América Latina: la ONG mexicana Luchadoras, que realiza una importante labor apoyando a mujeres afectadas por el acoso digital.

Resulta relevante señalar que la violencia que se vive en internet tiene componentes de género que implican una extensión de las formas estructurales e históricas con las cuales se han vulnerado los derechos de las mujeres a la libre expresión de nuestro cuerpo, el acceso a información y la participación (con condiciones adecuadas) en el debate público. Desde la experiencia de atención dirigida a mujeres, niñas y disidencias sexo-genéricas que se enfrentan a dicha violencia estructural replicada a través de las tecnologías, se comparte la preocupación sobre los riesgos que enfrentamos en las relaciones sexo-afectivas que suponen ser de confianza y cercanía.

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