5 razones por las que las calculadoras no serán reemplazadas por celulares

En un mundo en el que los smartphones parecen absorberlo todo, desde cámaras hasta sistemas de pago, hay una herramienta que sigue siendo insustituible para millones de estudiantes, profesionales e industrias: la calculadora. Y lejos de estar en retroceso, se encuentra en plena evolución tecnológica.

En este escenario, CASIO, líder mundial en calculadoras, se mantiene al frente: innovando, integrando nuevas tecnologías y diseñando dispositivos más intuitivos, robustos y conectados, que responden a los retos reales de estudio y trabajo.

Precisamente, en el Perú, la serie ClassWiz de CASIO fue la más vendida en el 2025, agotando incluso sus preventas, logrando que la marca mantenga el 75% del mercado de calculadoras científicas.

Hacia el 2026, las tendencias globales muestran que la demanda de calculadoras continuará creciendo, impulsada por necesidades académicas STEM (sectores de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), contextos profesionales específicos y una mayor digitalización de los sistemas educativos. Por tal motivo, CASIO identificó las cinco razones clave por las que las calculadoras seguirán vigentes, y cuáles son las tendencias para su futuro inmediato.

1. La importancia de la confiabilidad, precisión y validación académica

Las instituciones educativas de América Latina continúan exigiendo calculadoras autorizadas debido a su precisión certificada, su resistencia a manipulaciones y su cumplimiento con los lineamientos de exámenes estandarizados. Existen modelos gráficos como el CASIO CG-100 que son permitidos en competencias y exámenes internacionales ya que cumplen con los estándares requeridos y tienen características que los alumnos requieren como las pantallas de 4 líneas para ver gráficos y ecuaciones tal como en el libro de texto, pero sin perder la transparencia académica.

Para el próximo año esta tendencia se intensificará, dejando claro que los celulares -fácilmente alterables, conectados y multipropósito-, no pueden reemplazar una herramienta validada y diseñada para cálculo.

2. Mayor ergonomía, durabilidad y productividad sin distracciones

La calculadora cumple un rol esencial: enfocar al usuario solo en los números. Con los celulares, cada operación compite con notificaciones, chats distractores o actualizaciones de aplicaciones, afectando la concentración tanto de estudiantes como de profesionales.

Las calculadoras de hoy están apostando por interfaces más limpias, teclas ergonómicas y pantallas de alta visibilidad que optimizan la experiencia de trabajo matemático prolongado.

En términos de durabilidad podemos volver a comentar el caso de CASIO, cuyas calculadoras están cumpliendo 60 años ganando reconocimiento por su confiabilidad y su diseño, fabricada para resistir años de uso escolar y universitario sin perder exactitud.

3. Herramienta clave en STEM y profesiones técnicas

CASIO identificó que su línea ClassWiz es la que más impacto ha generado en los estudiantes y profesionales vinculados a disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). En ese sentido, la marca ha encontrado que las calculadoras siguen siendo indispensables en usuarios de sectores como:

Estudiantes de secundaria y preuniversitarios: Especialmente en los últimos grados de colegios que priorizan la enseñanza de matemáticas avanzadas, física, química y estadística.

Colegios de alto rendimiento (COAR): Donde la tecnología de la calculadora científica es vista como una herramienta esencial para preparar a los alumnos para competir internacionalmente.

Estudiantes universitarios de ingeniería, economía, estadística y ciencias exactas: Que requieren cálculos complejos, matrices, ecuaciones y análisis de datos con rapidez y precisión.

Profesionales en formación continua: Docentes de matemáticas y ciencias que utilizan la ClassWiz como recurso pedagógico en talleres y capacitaciones.

4. Independencia tecnológica: funcionan donde el celular no puede

Hay sectores donde el celular simplemente no es una opción: minería, construcción remota, exploración geológica, zonas rurales sin conectividad, laboratorios con restricciones electrónicas, auditorías o exámenes estrictos. Aquí, la calculadora es imprescindible porque funciona sin internet, tiene baterías de larga duración, no interfiere con equipos sensibles y es resistente a golpes, polvo o condiciones exigentes.

"La calculadora no necesita conexión a internet, no depende de apps ni de constantes actualizaciones. Su uso sigue siendo inmediato, se enciende y se empieza a usar. Pero su valor no radica solo en la sencillez, ya que las calculadoras Casio están diseñadas para resolver operaciones avanzadas que muchas aplicaciones de celular no pueden, por lo menos no con la misma precisión ni claridad. Su funcionamiento es intuitivo y han sido diseñadas para resolver problemas identificados por casos reales que se dan en las aulas de Latinoamérica y el mundo", comentó César Lau, Especialista Académico en Casio Latinoamérica.

5. Evolución tecnológica sin perder esencia

A nivel global, se ven tres tendencias claras: modelos con mayor potencia visual y funciones ampliadas, diseños sostenibles e integración con ecosistemas digitales. Esto último se ve con fuerza en el público peruano donde CASIO ha observado un creciente interés por herramientas tecnológicas con conectividad y con soluciones que integren inteligencia artificial y plataformas digitales inteligentes, creando experiencias de aprendizaje más personalizadas y dinámicas.

La tecnología no reemplaza a las calculadoras, más bien la potencia. Los avances tecnológicos han permitido que CASIO tenga modelos con un nivel de conectividad que permite a estudiantes y profesores acceder a contenido digital y emuladores en línea, fomentando una experiencia de aprendizaje moderna y eficiente.

En conclusión, las calculadoras no compiten con los celulares, cumplen funciones distintas, en entornos donde la precisión, seguridad, simplicidad y resistencia son clave. Y hacia 2026, estas exigencias no solo se mantienen: crecen impulsadas por la expansión del STEM, la profesionalización técnica en América Latina y la necesidad de herramientas confiables en contextos complejos.

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