5 datos sobre el uso no conocidos de la toxina botulínica
La toxina botulínica, más conocida como bótox, podría tener una connotación negativa para muchas personas. Al escucharla, lo primero que se les viene a la mente a muchas personas, son celebridades con facciones inexpresivas debido a estos productos faciales que conocemos en el mundo de la belleza.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que este producto, además de ser una herramienta para mejorar la apariencia física, tiene muchos otros beneficios médicos. Uno de los más importantes está relacionado con el manejo de las enfermedades neurológicas.
La toxina botulínica es una neurotoxina elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum y sirve para tratar pacientes que sufren espasticidad muscular, distonía o sialorrea, tanto en niños como adultos. El dr. Dr. Jorge Silva Terán, médico de rehabilitación y medicina física de la Clínica Anglo Americana, nos cuenta algunos usos que no conocíamos:
Los adultos que usan la toxina botulínica son en su mayoría pacientes que se encuentran recuperándose de un accidente cerebro vascular (ACV), de una lesión medular o tienen una enfermedad degenerativa en grados avanzados como el parkinson o la esclerosis múltiple.
En los niños, están comprendidos pacientes con parálisis cerebral infantil, los que tuvieron sufrimiento fetal, hipoxia neonatal, como también otras enfermedades neurológicas que generan alteraciones de movimiento.
Este tratamiento se realiza para mejorar la movilidad del paciente ya que relaja el músculo para que los terapeutas puedan trabajar mejor sobre el segmento del cuerpo donde se refleja el daño y en los casos que corresponda para controlar el babeo excesivo.
La aplicación de toxina es sencilla, normalmente es un procedimiento que se realiza de forma ambulatoria; sin embargo, hay un grupo de niños que requieren el tratamiento bajo sedación.
No todos los pacientes logran acceder a este tratamiento, en parte por el número reducido de especialistas con experiencia en su uso.