4 claves para la recuperación de las empresas hoteleras
La pandemia ha tenido un impacto en la actividad turística a nivel mundial. En nuestro país aún sigue latente desde el primer momento, y si bien las empresas trataron de responder de manera inmediata, tuvieron que hacerlo adaptándose a las nuevas circunstancias y siguiendo estrictamente los protocolos establecidos. Sobre todo, los establecimientos hoteleros.
Mónica Lovera, docente de la carrera de Administración de Negocios Hoteleros y Turísticos de la Universidad Le Cordon Bleu, señala que en nuestro país, el impacto de la pandemia ha afectado a las empresas de turismo en general, tanto a las que proporcionan servicios para turismo interno como para las que están orientadas al turismo receptivo.
Con el 2021 aún incierto el gobierno hace esfuerzos para reactivar las actividades de las empresas más afectadas del sector y que en su mayoría son pequeñas y microempresas. Para hacerlo es importante reconocer primero cuáles son los cambios que se están dando desde la demanda para empezar a adaptar la oferta a las nuevas necesidades.
Hay tendencias que antes de la pandemia habían empezado a marcar una diferencia, como aquellas orientadas en la experiencia principalmente. Hoy, en este contexto de pandemia esas tendencias se están afianzando y están perfilando una demanda muy particular respecto no solo al tipo de servicio a recibir sino, sobre todo, respecto a la experiencia que desean vivir. En ese sentido, las empresas deben invertir este tiempo para conocer cuáles son esos requerimientos, ver la evolución del mercado y a partir de ahí tomar las mejores decisiones para lograr su permanencia en el mismo.
Mónica Lovera señala algunos aspectos que las empresas hoteleras y turísticas deberían considerar dentro de su reactivación:
– El turismo de naturaleza: Mucho se habla del nuevo turista de naturaleza, sobre quienes van a buscar destinos cercanos de fin de semana o dentro de la región. Este tipo de público es aquel al que la pandemia lo ha llevado a repensar su estilo de vida y a permitirse un momento consigo mismo en contacto con la naturaleza. Esta tendencia nos habla de un turista que busca lo local, lo autóctono, una experiencia personal que se sume a esa etapa de redescubrimiento. Para ello, los negocios deben enfocarse en la preparación de sus productos para adaptarlos a estas nuevas necesidades y en la capacitación de su personal en el desarrollo de habilidades blandas para poder conectar con este nuevo cliente.
– Reactivarse de manera sostenible: Sabemos que en el mundo no hay una práctica de turismo del todo sostenible. Este momento debe servir para pensar en ese aspecto y rediseñar los procesos y productos, pensando en el mayor beneficio para todos, incluyendo el medio ambiente y la comunidad receptora donde se desarrolla la experiencia turística. Asimismo, este cambio incluye promover los negocios o iniciativas locales de manera responsable, sensibilizar al personal de la empresa y a todos los actores que forman parte de esta cadena comercializadora, para minimizar los impactos negativos.
– Diversificar la oferta: Es importante descentralizar la práctica y llegar a otros lugares. Hemos estado centrados mucho tiempo en el turismo receptivo, y en el turismo en regiones del sur. Este contexto nos lleva a pensar en otros destinos potenciales y a desarrollar un turismo especializado orientado a la naturaleza, la aventura, el bienestar o la gastronomía, explorando esta última a través de rutas gastronómicas desarrolladas para un mercado nacional. Pero, para lograrlo, es necesario sensibilizar primero a todos los actores para que su involucramiento sea responsable desde todo punto de vista.
– Reinventarse con una mirada innovadora: En esta nueva normalidad el liderazgo emocional podría marcar la diferencia para lograr mejores resultados. Para ello, primero, se deberá aprender a gestionar las emociones personales para luego identificarlas en el otro y lograr así una comunicación empática con todo y con todos. Es justamente esta mirada empática la que la actividad turística demanda y debe promover en este nuevo momento.
Finalmente, esta nueva forma de gestión emocional es muy importante porque permite mostrar lo mejor de uno como líder, como empresa y como gestor, e involucrar en esa mirada al personal y las personas que trabajan y forman parte de esa cadena comercializadora.